Madrid histórico - Cava alta y Cava baja
Las Cavas (Cava Alta y Cava Baja)
Ambas Cavas corresponden a los fosos que rodearon las murallas cristianas, y en su momento estuvieron ubicadas en estos lugares. Si nos fijamos en el trazado de sus calles tienen forma curva, que es la que corresponde con el trazado de las defensas. Estas calles han sido frecuentadas pro cualquier personaje de la época del Madrid antiguo, como San Isidro Labrador, hasta los árabes cuando fueron expulsados huyeron por estos lugares. Fue lugar de tascas y fondas que dieron cobijo a pícaros, maleantes y charlatanes. Actualmente abundan antiguos comercios y restaurantes con el sabor del antiguo Madrid.
Cava Alta y Cava Baja mueren en la Plaza del Humilladero. La Alta nace en la calle de Toledo y la Baja en la Plaza de Puerta Cerrada. Podría decirse que son paralelas, aunque su sinuoso discurrir hace difícil buscar el nombre apropiado, geométricamente hablando. En su origen, la Cava Baja fue un foso de agua que servía para defender la antigua muralla cristiana del S. XII. Al ser un terreno llano, la cava se llenó de agua procedente de la cercana laguna que estaba en Puerta Cerrada. De este modo, se dificultaba el acceso a los enemigos. Pasaba por debajo de la Puerta de Moros y era una vía de escape de los árabes cuando Ramiro II tomó Madrid.
En el S. XV la Cava se deseca y se empiezan a construir casas adosadas a la muralla. Fue en este momento cuando tomó el nombre de Cava de San Francisco, porque conducía a la actual Basílica de San Francisco el Grande. Las casas fueron cubriendo la muralla quedando prácticamente emparedada. Hoy se pueden ver restos de la misma en los números 10, 21 y 30 de la Cava Baja. Hasta 1796 los clientes sólo podían recibir lecho y techo, nunca bebida ni comida. Durante el S. XVIII y XIX la actividad comercial se realizará en una lonja situada enfrente de la posada de San Isidro, aunque proliferará la venta de mercancías en los patios de los mesones e incluso en las habitaciones alquiladas. La Baja es la calle de las posadas históricas, la del Dragón, la de la Villa, la del León de Oro, la de San Isidro o la de San Pedro.
Y también la de los mesones. Era punto de parada de los vecinos de la cercana carretera de Extremadura, donde se pactaban negocios y donde se daba vida al trajinar y a la trashumancia. Era el lugar de partida a los pueblos aledaños (Navalcarnero, Villa del Prado, El Pardo, San Martín de Valdeiglesias y Villaviciosa). De allí salían buena parte de las mercancías que sin pasar por la Plaza Mayor cogían rumbo al sur. En ella también se ubicaban dos edificios importantes: el Granero municipal y el Peso de la Harina o Alhóndiga.
Por su parte, la Cava Alta, nunca fue un foso. Su denominación procede por la situación de la misma, que estaba algo más elevada. En su origen, en la calle de Toledo, había una plazuela cuyo nombre era el de Berenjena, por el huerto que había en la casa de los Ramírez de Madrid. Después pasó a formar parte del recinto del Hospital de La Latina. Ambas cavas, sobre todo la Baja, es un símbolo del ambiente madrileño.
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