Viaducto de Segovia, Madrid

El viaducto de Segovia o viaducto de la calle Bailén se encuentra en la ciudad española de Madrid. Existió uno anterior, construido en la década de 1930 para sustituir a otro de hierro erigido en 1874. El actual es fruto de numerosas restauraciones realizadas con el objeto de acomodar sus estructuras a la creciente demanda de tráfico. La finalidad del viaducto de Segovia es la prolongación de la calle de Bailén, situada en su parte superior, y salvar el desnivel de la calle de Segovia, que discurre perpendicularmente a sus pies, uniendo la zona del Palacio Real con las Vistillas.


Toma su nombre de esta última vía, aunque se le conoce popularmente como "el viaducto". Ya desde sus inicios fue, tristemente, un símbolo popular para suicidarse en Madrid (por eso se denominó también como el puente de los suicidas). El actual Viaducto de Segovia fue construido en la primera mitad del siglo XX sustituyendo al primer viaducto construido con el fin de prolongar la calle Bailen, salvando el desnivel con la calle Segovia, que discurre perpendicularmente a sus pies.


El primitivo viaducto era de hierro y madera, fue derribado en el año 1932 debido a su mal estado y por encontrase claramente superadas su características técnicas en relación con las necesidades de la ciudad en aquel momento. Este viaducto se construyo en 1874 por Eugenio Barrón, dentro del proyecto de reforma general de la calle Bailén, que tenía como finalidad la creación de una gran avenida que uniese los dos conjuntos monumentales del Palacio Real y la Basílica de San Francisco el Grande. La remodelación de la zona supuso el derribo de varios edificios, entre los cuales se encontraba la Iglesia de Santa María de la Almudena, considerada la más antigua de Madrid.


El viaducto actual, fue concluido en el año 1934 siendo realizado por los arquitectos Ferrero, Aracil y Aldaz, ganadores del concurso convocado por el gobierno de la Segunda República en los años 1931 y 1932. Después de la Guerra Civil Española fue reconstruido en el año 1942 debido a los desperfectos sufridos al encontrase muy cerca del frente. El viaducto fue restaurado de nuevo entre 1977 y 1978, tras plantearse la posibilidad de derruirlo y sustituirlo por uno más moderno. Finalmente se optó por mantenerlo. Salva un desnivel de 23 metros, en su altura máxima, es una obra racionalista, formada por tres bóvedas de 35 metros de luz y cuatro nervios. Construido en hormigón armado pulido y la base de los pilares aparece recubierta con sillares de granito.


El viaducto siempre ha estado ligado con la tragedia, durante su construcción se produjeron accidentes mortales y tanto el viaducto original como el actual han sido elegidos en numerosas ocasiones por los suicidas de la ciudad. Con el fin de dificultar dicho uso el Ayuntamiento de Madrid instalo en octubre de 1998 unas pantallas transparentes de seguridad junto a las barandillas del viaducto. Las leyendas de fantasmas vagando por los alrededores han estado ligadas al lugar con comentarios relacionados con gente atormentada, lamentos, llantos.


Una de esas leyendas cuenta que en el siglo XIX una joven quiso suicidarse lanzándose desde el viaducto original, porque su familia no consentía que se casase con su enamorado. Pero en esta ocasión la fortuna quiso que no se cumpliesen sus deseos, ya que la joven solo sufrió algunas magulladuras al frenar su caída sus faldas que hicieron un efecto de paracaídas. Y posteriormente a su intento de suicidio la familia consintió el matrimonio y la joven terminaría falleciendo años después al dar a luz su decimocuarto hijo.

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