Un paseo desde el Templo de Debod hasta el Complejo financiero AZCA

Un extenso trazado de calles, avenidas y plazas se extienden sobre Madrid. El Templo de Debod construido en el siglo tercero antes de cristo, abandonó la rivera del Nilo para ser reconstruido piedra a piedra en este parque madrileño, el Parque del Oeste, curiosamente, la construcción más antigua de Madrid ha llegado hace solo 40 años de la tierra de los faraones.


Junto al Arco de la Victoria, los casi 100 metro de altura del faro de Moncloa, vigilan esta entrada a Madrid desde el Noroeste. Muy cerca, la Plaza de España, una de las encrucijadas en las que se mezclan lo popular, lo turístico y lo comercial, y donde Madrid quiso superar la destrucción de la guerra levantando sus primeros rascacielos.


El Edificio España fue el impulso a ese desarrollísta de finales de los 40, concebido por los hermanos Otamendi como una pequeña ciudad autosuficiente de casi 30 plantas y más de 100 metros de altura. Poco después, este primer rascacielos fue superado en pisos y en altura por su vecino, la Torre de Madrid. En el centro de la plaza, Don Quijote y Sancho Panza evocan la memoria de su creador, Miguel de Cervantes Saavedra.


En la plaza del mismo nombre encontramos a la madrileña más universal de todos los tiempos, Cibeles, diosa de la agricultura, una de las esculturas con las que Carlos III embelleció el Prado madrileño, y que a finales del siglo XIX se trasladó al centro de la plaza. En 1919, Madrid estrenó este Palacio como central de comunicaciones y telégrafos, su grandiosidad, le valdría el nombre de Nuestra Señora de las Comunicaciones. En frente, el majestuoso edificio del Banco de España, custodia las reservas de oro del Estado. 


En la rivera norte, encontramos el Parque Tierno Galván, un pedazo de ciudad verde, donde la Cúpula del Planetario quiere ser puerta de Madrid al cielo. Y desde la cercana Plaza de Legazpi remontamos la Calle Delicias hasta la Glorieta de Carlos V, más conocida como la Plaza de Atocha, y una auténtica obra de arte de la arquitectura ferroviaria, la Estación de Atocha, su gigantesca marquesina de acero y cristal domina la plaza desde el siglo XIX.


Al otro lado de la glorieta, el Centro de Arte Reina Sofía marca el comienzo de otra ciudad, un Madrid del arte. Hace 30 años se inició la profunda restauración del antiguo y ruinoso hospital de San Carlos, el exterior del nuevo edificio, está marcado por sus tres impactantes torres y ascensores de vidrio y acero. En su interior de pueden admirar algunas de las obras más emblemáticas del arte contemporáneo. Ascendiendo por el Paseo del Prado, llegamos al segundo vértice del Paseo del Arte, el museo Thyssen Bornemisza, ubicado en el Palacio de Villahermosa, pero sin duda, el corazón de este triángulo del arte es el Museo del Prado, una de las mejores y más completas pinacotecas del mundo con más de 9.000 obras.


Toda España conoce este edificio de la Carrera de San Jerónimo, aunque quizás no todos sepan que sus leones fueron fundidos con el bronce de cañones capturados en las primeras guerras africanas. Un poco más abajo, el Hotel Palace, se levantó en 1912, para dotar a Madrid de un hotel digno de una Capital europea. Por sus habitaciones han pasado celebridades como Picasso, o la espía Matahari que estuvo de incógnito.


Frente al hotel, la Fuente de Neptuno, dios de las aguas, parte en dos el paseo del Prado. Esta famosa avenida recibe el nombre porque aquí se extendía un amplio campo, lo que hoy es uno de los ejes centrales de Madrid, no hace ni tres siglos, era el prado en el que finalizaba la villa. Esta plaza de llama hoy Cánovas del Castillo, y junto a ella está el obelisco de la Plaza de la Lealtad, frente a la bolsa de Madrid, recuerda a todos los caidos en la guerra de la independencia.


Nos dirigimos ahora a la silueta más internacionalmente conocida de Madrid, la Puerta de Alcalá. Carlos III quiso conmemorar sus 20 años de reinado con un monumento singular, convocando a este efecto un concurso que ganaría sin demasiadas sorpresas Francisco Sabatini, el arquitecto preferido del Rey. Sabatini colmó las expectativas del monarca alumbrando la que es sin duda una obra maestra. El tiempo ha convertido a la Puerta de Alcalá en una de las señas de identidad de la Capital.


Volvemos a la ciudad verde, materializada en el más popular y castizo de los parque madrileños, el Retiro. El estanque grande, dominado por el monumento a Alfonso XXII es el eje de la vida del parque, donde la gente disfruta del ocio remando, paseando, dando de comer a los patos, o recreándose con los numerosos artistas callejeros. Las 119 hectáreas del parque y sus más de 15.000 árboles suponen un auténtico pulmón natural en pleno centro de la ciudad.


Aquí descansa la Biblioteca Nacional, se inauguró en 1892 y es una de las más importantes del mundo, atesora más de 3 millones de volúmenes, así como una excepcional colección de manuscritos e incunables de incalculable valor.


Desde aquí partimos en busca del Madrid más alto. A lo largo del eje de la Castellana se alinean los más modernos rascacielos de Madrid, para penetrar por el norte en este espacio financiero y administrativo hay que traspasar la Puerta de Europa. Estas dos colosales torres inclinadas de 120 metros de altura y 23 plantas.


El complejo de AZCA, es una auténtica concentración de rascacielos, donde se encuentra la Torre Picasso, el que fué el edificio más alto de Madrid y uno de los más elevados de Europa, sus 46 plantas, que alcanza los 150 metros de altura hasta la construcción de las Cuatro Torres de Madrid.

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