Después del pavoroso incendio que en la noche de Navidad de 1734 destruyó el venerable Alcázar de Los Austrias, Felipe V, primer monarca de la nueva casa reinante de los borbones, decidió levantar el actual Palacio Real en el mismo lugar en que habían vivido Carlos V y Felipe II. Arquitectos Italianos como Yubarra y Sacchetti, dieron ahora las primeras trazas de este formidable edificio que encerrado sobre si mismo, seguía manteniendo un "no se qué" del viejo Alcázar medieval. Su posición dominante sobre el Valle del Manzanares, la potencia del volumen arquitectónico y la naturaleza compacta de sus fachadas, dan a esta colosal masa pétrea un caracter de severidad y fuerza que producen respeto y admiración.
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