Estas primeras sesiones del cinematógrafo mostraron a los atónitos madrileños diez escenas de la vida cotidiana, con títulos como Un paseo por el mar, Salida de los obreros de la fábrica Lumière, Batalla de nieve o La llegada del tren a la ciudad, película que conseguía que los espectadores se removieran en sus asientos ante el ‘riesgo’ de ser arrollados por una locomotora. Los dos primeros días asistieron invitados la reina regente María Cristina, miembros de la nobleza, la diplomacia y la prensa. A partir del 15 de mayo, día de San Isidro, estos ‘documentales’ mudos y en blanco y negro se mostraron al público madrileño en funciones de mañana, tarde y noche, con una duración total de unos 20 minutos. La sala de proyecciones era el comedor del hotel Rusia, en el número 34 (hoy 32) de la carrera de San Jerónimo.
Por su parte, el cámara francés Alexandre Promio, al mes siguiente de sus primeras proyecciones en Madrid, rodó las primeras películas en escenarios madrileños: Salida de las alumnas del Colegio San Luis de los Franceses, Llegada de los toreros y nueve documentales militares, entre ellos Maniobras de la artillería en Vicálvaro. Eran los primeros compases de Madrid como sede del cine español, que rápidamente encontró cobijo en los teatros de la época. Se alternaban los espectáculos teatrales con las proyecciones de cine, aunque también se construyeron nuevos edificios dedicados a la proyección de películas. También surgieron las primeras revistas de cine, la primera en 1907, llamada Cinematógrafo Ilustrado. Los primeros años del siglo XX trajeron numerosas películas mudas, como La boda de Alfonso XIII (1906), Asesinato y entierro de Canalejas (1912) y Luis Candelas o el bandido de Madrid (1926).
Ya en 1923 había en Madrid 30 salas de cine. Habría que esperar a 1930 para asistir a la primera sesión de cine sonoro, con la película Los misterios de la Puerta del Sol, de Francisco Elías, donde se intercala el sonido ambiente de la Puerta del Sol y la Gran Vía con escenas mudas rotuladas. Por entonces, aquellas simples naves o barracones cinematográficos se habían reformado para ofrecer una mayor comodidad de los espectadores y se habían instalado pantallas más grandes. En 1935 la ciudad contaba con unos 60 cines. En 1928 nació el Cine-Club Español. Su fundador, Ernesto Giménez Caballero, y Luis Buñuel proyectaban en diversas salas de cine madrileñas películas vanguardistas francesas y soviéticas. Este primer cine club, cuyo ejemplo se extendió al año siguiente por las principales ciudades españolas, reunía a personajes del mundo de la cultura, principalmente a intelectuales de la Generación del 27.
Fuente: Cosas de los Madriles
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